¿Sabes los posibles orígenes de los fastidiosos vértigos y mareos?

¿SABES LOS POSIBLES ORÍGENES DE LOS FASTIDIOSOS VÉRTIGOS Y MAREOS?

¿Sabes los posibles orígenes de los fastidiosos vértigos y mareos? Hoy día son muchos los «clientes», que vienen aquejados de numerosos vértigos y/o mareos. Y también son muchos, los que llevan bastante tiempo en el peregrinaje de pruebas y especialistas, sin saber cual es el origen de esos síntomas.

Los que vienen a nuestros gabinetes, son «clientes» que sin tener un diagnóstico médico y después de haber probado todo tipo de técnicas médicas y tratamientos farmacológicos, no encuentran fin a sus mareos y vértigos.

Casi todos comienzan con una primera etapa donde aparecen cambios posturales, vértigos o mareos ortostáticos, y que suelen ser ocasionales. Esta primera etapa puede durar meses. Tras esta primera etapa, aparece una segunda, caracterizada por «inestabilidad» constante, por supuesto se mantienen los mareos y vértigos ortostáticos, pero la frecuencia se vuelve mayor e incluso ya suelen producirse sin cambios posturales.

La tercera etapa, ya son mareos y vértigos, casi constantes y que pueden afectar a la visión e incluso a la audición, aparece síntomas y signos como moscas volantes, acúfenos, tinnitus, diplopía, astigmatismo, etc. Ya en esta etapa el «cliente» entra en una fase de desesperación, y en muchos casos incluso hasta depresión, que hace que su rendimiento personal se vea mermado en su vida diaria.

Cuando el «cliente», esta en la segundo o tercera etapa, ya su peregrinaje por especialistas como otorrinolaringólogos, oftalmólogos, traumatólogos e incluso neurólogos, ha sido considerable. Muchos de ellos repiten pruebas, que previamente se han hecho con anterioridad, para luego no poder determinar a ciencia cierta, los orígenes de dichos síntomas.

Si estas pruebas y los especialistas, incluido también el especialista vascular, no determinan los orígenes de estos problemas, hay que imaginarse la desesperación que puede llegar a tener el paciente, sin saber si estos problemas no los va a solucionar en la vida y que va a tener que aprender a vivir en ese tiovivo en el que se ha convertido su vida diaria.

Aún todo se agrava, cuando algún especialista, médico, familiar o cualquier persona cercano al paciente, le diga que seguramente todo sea emocional, y que lo que tiene que hacer es ir a un psicólogo, ahí es donde ya ….

Es evidente, que como cualquier persona, no conciba que no hay nada que no esté provocando esos síntomas y signos, y que antes tenía una vida normal y ahora esa vida está mermada en lo que al trabajo, familia y vida social se refiere.

LOS ORIGENES PSICOSOMÁTICOS Y POSTURALES DE LOS MAREOS.

¿Por qué vienen provocado los mareos y los vértigos? Siempre que se hayan realizado pruebas de imágenes (T.A.C., R.M.N., radiografías, analíticas, eco Doppler, etc.) y supervisadas por los especialistas antes citados, y no determinar la causa de los mareos y vértigos, podemos pensar en alteraciones emocionales, posturales e incluso hasta musculares.

LOS ORÍGENES MUSCULARES DE LOS VÉRTIGOS Y MAREOS.

Toda la musculatura de la espalda, tanto la musculatura autóctona como la emigrada del raquis, siempre tiene tensión por ser una musculatura anti-gravitatoria. Tienen un tono basal constante debido a nuestra postura erguida en bipedestación.

Es una musculatura en la que se aprecia muchísimo el estrés y la tensión sociocultural a la que estamos sometidos en nuestra vida diaria. Es una musculatura, la espinal, la que somatiza la competitividad y la agresividad, que muchas personas tienen a lo largo de su jornada, sobre todo en la región cervical y lumbar.

Son muchos los «clientes» que llegan a nuestros gabinetes con una tensión más allá de lo normal en la región cervical y lumbar, y ellos mismos lo relacionan con sus trabajos. No sólo lo laboral tiene que ver, también tiene que ver ese exceso de tensión con los problemas que nos demanda la sociedad teniendo un coche más potente, una casa más grande, y que agrava el estado ansioso de los paciente y por supuesto los problemas familiares.

No todos los pacientes sufren este tipo de tensión, pues hay muchas personas que somatizan en sus órganos, otros que simplemente no somatizan y otros que haciendo algo de deporte son capaces de eliminar ese exceso de tensión muscular, eliminando toxinas, aumentando el corriente sanguíneo y segregando adrenalina y serotonina.

Todas las somatizaciones a nivel muscular tienen su hipótesis en lo que se denomina la filogenética.

La filogenética es el estudio biológico de las relaciones evolutivas entre la especies humana, y entendimiento del origen, desarrollo y mantenimiento de la adaptación de nuestro cuerpo. Esta rama biológica ha influido eficiente para descubrir los orígenes de enfermedades y determinar las alteraciones adaptativas del hombre al medio que nos rodea.

En la adaptación humana desde la cuadrupedia hasta la bipedestación, la pelvis toma una importancia considerable, pero es la musculatura glútea y sobre todo la musculatura espinal erectora, las precursoras de la bipedestación y la posición erguida la cual nos diferencia del resto de los mamíferos.

Es lógico considerar que la musculatura de los hombres prehistóricos tenían que tener una fuerza muy desarrollada, para poder vivir, pues su modo de vida lo exponía a sufrir ataques de animales constantemente y su forma de alimentarse era cazando, por lo que tenían que tener un estado físico envidiable.

Si tiramos un poco de imaginación, podemos ver como un hombre prehistórico el que se dispone a cazar, con unas herramientas manuales (aún sin inventar las armas arrojadizas) y que tiene que ser una lucha cuerpo a cuerpo con el animal, tiene que ser un estrés considerable por no perder la vida. Tanto esa tensión, como la fuerza para poder saltar sobre el animal, es lógico que tuvieses una musculatura paravertebral hipertónica, pues el estrés es constante en todo momento.

Ese estrés que hablamos, es el que se compara hoy día con nuestra competitividad, con nuestro estrés laboral, familiar, social, etc., al que estamos ahora acostumbrados a sufrir. Sufrimos lo mismo que los prehistóricos con los animales, con nuestros compañeros de la facultad, nuestros compañeros del trabajo o nuestros vecinos, es nuestra herencia de estrés acumulado por vivir, por vivir mejor de lo que es necesario.

Cuando esa hipertensión se localiza en la región cervical, el «cliente» puede tener molestias o dolores localizados en la zona suboccipital, en los músculos trapecios, romboides y en el angular del omoplato. Todos estos músculos, al tener una relación directa con el músculo occipital, la fascia craneal y el músculo frontal, puede ser el causante de dolores de cabeza y de mareos e incluso vértigos.

LOS ORÍGENES POSTURALES DE VÉRTIGOS Y MAREOS

Somos animales con la musculatura simétrica con un eje central que es nuestra columna vertebral. No hay ningún músculo que atraviese nuestra columna de un lado a otro.

La tendencia es que seamos diestros o zurdos, pues pocas personas son ambidiestras. Esa tendencia a trabajar o hacer cosas más con un lado que con otro, y a tener un hemicuerpo dominante hace que haya alteraciones en la simetría de nuestra musculatura.

Esas dismetrías musculares provocadas por la tendencia a ser derechos o zurdos son habituales, pero como hemos comentado en el apartado anterior, las alteraciones musculares somatizadas, también pueden provocar alteraciones posturales adaptadas a las alteraciones emocionales.

Es habitual que un porcentaje elevado de la población tengan dismetrías en la longitud de las extremidades inferiores, pocas son las personas que se hagan un estudio de imagen de la pelvis y extremidad inferior y no le diga el especialista que tiene una pierna más larga o más corta que otra. Muchas de ellas son provocadas por descompensaciones en las cadenas musculares anteroposteriores, mediolaterales y oblicuas.

También es habitual que esas alteraciones en las cadenas musculares provoquen alteraciones a lo largo de la columna vertebral, provocando las conocidas escoliosis o alteraciones en la cifosis sacra y dorsal y lordosis lumbar y cervical.

Cuando existen alteraciones musculares en la región cervical, pueden provocar que haya descompensaciones en el plano horizontal, causando síntomas auditivos y oculares. Estas alteraciones pueden ir desde moscas volantes, astigmatismo, tinnitus, acúfenos, hipoacusia, etc., hasta los mareos y vértigos de los que trata este artículo.

Las tensiones musculares y las descompensaciones lateromediales o anteroposteriores, provocan muchas veces que haya inestabilidad, que es la sensación que tiene muchos «clientes» en su vida cotidiana. Pero, ¿no es posible que la inestabilidad en el trabajo, en la familia, el miedo al fracaso, la ansiedad de no tener o no llegar a lo que esperan de ti, etc., pueda provocar esa tensión muscular? Los que trabajamos en terapias manuales y naturales, sabemos que muchas de esas personas que manifiestan estos dolores o alteraciones musculares en la región cervical vienen provocado principalmente por ese estrés al que estamos sometidos.

Además de las técnicas para relajar esa musculatura, también es fundamental alinear las estructuras, ya sea con movimientos generales, manipulaciones osteopáticas o quiroprácticas o compensando mediante ejercicios las alteraciones musculares.

La posturología, es una disciplina que puede ayudar también en muchísimos casos donde hay alteraciones en los captores por donde nos entra la información con el medio externo que nos rodea o puede localizar las descompensaciones en las cadenas musculares.

LOS ORÍGENES EMOCIONALES DE VÉRTIGOS Y MAREOS

No hay que hablar de lo orígenes emocionales, porque sumando los musculares y los posturales, se determina que tanto si el problema es musculoesquelético como si el problema es emocional, se afectan mutuamente.

Como terapeuta manual y natural, vez realizadas las pruebas y el diagnóstico médico, si no hay un diagnóstico claro causante de los mareos, vértigos e incluso dolores de cabeza, tenemos que ayudar a nuestro «cliente» mediante una valoración de los orígenes de sus alteraciones.

Esta valoración debe ser mediante una entrevista certera y exhaustiva, para poder determinar si el problema tiene un carácter somatoemocional o físico, y a través nuestro tratamiento manual (quiromasaje, osteopatía, fascioterapia, posturología, etc.) poder ayudar a nuestro «cliente» a recuperar su bienestar y mejorar su «inestabilidad»

Hay muchos dicho populares, que nos ayudan a determinar que el paciente somatiza en la mayoría de los casos, y que son muchas veces solo escuchando nos orienta a donde tenemos que encaminar nuestro tratamiento manual. Muchos dichos son: «parece que voy a perder la cabeza» «tengo la cabeza en otro lado» «mi cabeza hace una cosa y el cuerpo hace otra» «parece que estoy montado en una nube» «voy como pollo sin cabeza»

EL CASO PARTICULAR DE UNA «CLIENTE»

Tras más de 20 años de experiencia con terapias manuales, he podido observar que no porque el «cliente» venga con unos síntomas y signos cronificados, son casos más difíciles.

No son más difíciles, pero igual si necesitan más tiempo de trabajo, tanto por nuestra parte como por la parte del propio «cliente».

El caso de María es un caso un poco peculiar, pues tras el peregrinaje de pruebas y especialistas que comentamos al principio del post, fue diagnosticada de Enfermedad de Meniere.

La enfermedad de Menière es un trastorno del oído interno que afecta el equilibrio y la audición y que se caracteriza principalmente por la presencia de vértigos y pérdida de audición. La causa exacta de la enfermedad es desconocida, pero se cree que el exceso de fluido dentro de los canales del oído interno que controlan el equilibrio y la audición puede ser un factor.

Este diagnóstico fue realizado, una vez ya había comenzado a tratarse manualmente en mi gabinete. Ella venía aquejada de fuertes dolores de cabeza, que ella denomina migrañas, y también poco a poco se notaba que perdía audición, que muchas veces certificaba su esposo que siempre venía acompañándola por su sensación de inestabilidad.

Es muy curioso, y me llamó muchísimo la atención cuando vino al gabinete después de su diagnóstico y la visita al especialista de Meniere. Su cara era un poema, pues tras peguntarle que le habían dicho me dice: «¿Sabes qué me ha dicho el especialista de Meniere?, que el Meniere no existe»

Su desconcierto era monumental, porque como casi siempre todo afectado en cualquier patología o alteración, busca un nombre a lo que le ocurre y después del periplo de pruebas y visitas médicas, una vez puesto nombre y apellidos a su patología, vienen y le dicen eso, pues….

Yo la animé dentro de lo posible, le comenté que mi tratamiento manual iba a ser el mismo y que si había mejorado considerablemente en los primeros tratamientos manuales, seguramente con tesón y constancia mejoraría con toda seguridad.

Le estuve trabajando toda la zona de la espalda y el cuello, este último con gran rigidez articular y con mucha tensión muscular. Le hacía un tratamiento manual en la región posterior del cuello (trapecio, esplenios, angular del omoplato, etc.) y en la región anterior (musculatura supra e infrahioidea), ya que también me comentaba que en muchas ocasiones sufría de laringitis y afonía.

María era profesora de la Universidad de Sevilla, y después de muchas preguntas antes, durante y después de las sesiones, tenía casi claro que algo le había que no me contaba y que era el origen de todos sus síntomas y signos.

Tenía un departamento complicado dentro de la universidad y después de la noticia de una de sus compañeras comenzaron las alteraciones. Una de las compañeras y jefa de departamento se prejubilaba, y todo el peso del departamento caería sobre ella, sus síntomas se fueron agravando conforme se acercaba el momento de la prejubilación de su jefa y compañera de departamento, por eso comencé a hacerles preguntas como ¿Qué la inestabilizaba?¿Por qué tenía tanto estrés si su materia la tenía contralada y tenía muchos años de experiencia?.

Cuando comenzó a explicarme el porque de esa tensión, le hice una sesión de terapia sacrocraneal, y le explique que todo tenía una relación directa con los vértigos, la inestabilidad y los dolores de cabeza, y que en muchos casos hacía que el cuerpo reaccionase tensando toda la musculatura que ella traía con excesiva tensión. Después de esa sesión, ella mejoró considerablemente, incluso mejorando la audición que su marido en este caso afirmaba positivamente y gratificantemente. Las sesiones se fueron distanciando hasta día de hoy, y que yo sepa, hace su vida con normalidad.

El explicar este caso, es para dar consistencia a lo antes explicado, y dar importancia a la entrevista que se le hace a los «clientes». Desde mi punto de vista, no se escucha a los pacientes y mejor que ellos, nadie sabe lo que le está pasando, hay recordar la importancia que tiene la humanización y el contacto cercano con los «clientes». Ya lo decía el Dr. Gregorio Marañón, ‘«La mejor herramienta del médico es la silla»,

BIBLIOGRAFÍA

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Joselovsky, Ariel. Confesiones del cuerpo. Edit. Cultivalibros, Madrid 2012

Lowen, Alexander. El lenguaje del cuerpo. Edit. Heder, Barcelona, 1985

D.O. David Gómez Cabello. 

Director del centro de formación Naturalmente.

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